La asamblea constituyente de la nueva federación de IU en
Madrid de este fin de semana pasado ha servido para certificar la profundidad
de la crisis que arrastramos desde hace tiempo y que la “desvinculación”
ensayada por la dirección federal hace 10 meses no ha hecho sino acentuar con
la vulneración de derechos y el tratamiento humillante. Así es sentido por una
parte mayoritaria de la afiliación madrileña de IU.
No es solo el fracaso evidente de las “nuevas formas” a la
hora de motivar la participación de los afiliados, poco más del 43% de un censo
ya de por si jibarizado, han participado en la elección –presencial y 24 horas
on line- de los nuevos órganos de dirección. Más preocupante resulta la
autosatisfacción con que el actual núcleo de dirección, agrupado en Cambiar
Madrid, parece conducir todo esto a base de una mezcla de voluntarismo político
e improvisaciones y, por supuesto, mucha “alegría” por haber superado una etapa
–la de IUCM- en la que la mayoría de ellos fueron dirigentes y cargos
institucionales pero que hoy caracterizan como carente de valor positivo alguno
que merezca ser reivindicado.
La “sombra” de IUCM persigue a la “nueva” IU.
Especialmente lamentables han resultado las maniobras
practicadas con descaro para dificultar el surgimiento de un polo crítico con
presencia en los órganos de la nueva federación. La planificada emisión de
recibos de la UAR en plazos que permitieran dejar fuera del censo por impago a
decenas de compañeros y compañeras reincorporados a IU desde finales de
enero/primeros de febrero, cuando no los “vetos” que, según los responsables de
credenciales, habían declarado algunas asambleas respecto a otros tantos
compañeros y de los que los afectados nunca fueron informados con anterioridad
convirtiendo así en imposible el ejercicio de sus derechos y, concretamente, su
participación en la asamblea, han sido mecanismos utilizados con generosidad
para “contener” dentro de unos límites la participación de quienes sabían no
compartíamos ni el relato de lo sucedido ni la propuesta política oficial.
Esperpéntica e incomprensible la situación creada en torno a
una figura histórica como nuestro compañero Víctor Díaz Cardiel y el montaje
con nuestro cabeza de lista, Jose Andrés Llamas, o la exclusión de otros diez
miembros de la candidatura.
Todo ello nos llevó a plantear una impugnación general y a
no participar de la mesa presidencial de la asamblea así como a presentar una
propuesta de resolución que la mesa no acepto someter a debate y votación del
plenario.
Así pues, por mucho que la superación de la vieja etapa y la
exhibición de los vicios y errores (reales) de la “extinta IUCM” –tanto como la
ocultación de sus éxitos y luchas – sea un mantra del discurso oficial de la
nueva federación repetido desde la tribuna y en los pasillos, la realidad es
que los modos y maneras empleadas en la asamblea de este fin de semana no
suponen paradigma de transparencia ni de ninguna de las virtudes con que
algunos de estos compañeros se empeñan en adornar la nueva etapa.
Por nuestra parte y de cara al tiempo próximo, no
consideraremos ninguna opción que no suponga la incorporación inmediata y
regular de todos los compañeros y compañeras que lo han solicitado en las
condiciones acordadas y aprobadas en el CPF de octubre pasado y la retirada de
los vetos construidos con clara voluntad de exclusión. Ninguna otra medida
podrá facilitar la superación de la confrontación interna ni podremos atender
nada que no contemple esa restitución de derechos.
La asamblea escenario de un debate de futuro.
La presentación de los documentos y su discusión en plenario
evidencio el contraste entre una huida hacia adelante que sigue sin resolver
propuesta alguna para el desarrollo de un proyecto –IU- en el que ya muchos de
ellos no creen (algo plenamente legitimo) pero del que no parecen saber cómo
deshacerse, oscilando entre afirmarlo como “instrumento para la unidad popular”
o supeditándolo a una “superación” nunca definida más allá del uso de
latiguillos, reduciendo así, en muy buena medida, toda la propuesta del
documento oficial a una concatenación de consignas y lemas útiles solo por poco
tiempo más y de los que no se puede concluir políticas capaces de orientar la
actuación de la organización ni de sus representantes en las instituciones.
Y la posición nuestra, recogida en el documento alternativo
presentado, con un relato muy diferente al oficial sobre cómo hemos llegado
hasta aquí y que incorporaba propuestas y objetivos concretos y plenamente
realizables para avanzar en la salida de una situación –la de IU en Madrid- que
no admite más interiorización. En definitiva, el título de nuestro documento
“Por la reconstrucción de IU en Madrid” resumía bien su sentido.
Apoyado el documento oficial como mayoritario por el
plenario, el debate se limitó a las enmiendas al mismo aprobadas en las
asambleas. Un debate poco gratificante en argumentos y sin apenas flexibilidad
por la ponencia que se orientó a emplear su gran mayoría para rechazar las
enmiendas planteadas.
Ver como algunos de los dirigentes de Cambiar Madrid siguen
exprimiendo la cuestión de Bankia como andamiaje de unas intervenciones
destinadas a mantener un “nosotros y ellos” no anima al optimismo sino que nos
confirma en que algunos de estos compañeros, abandonando ya toda la
escrupulosidad democrática de que hicieron gala en el reciente pasado, no
tienen remilgos en alimentar demagógicamente la fractura con tal de mantener su
actual posición tan trabajosamente alcanzada.
El documento organizativo (aprobado con un 70%) si fue
objeto de mayor debate y de modificaciones de calado sobre la propuesta
inicial. A destacar la representación directa con voz y voto de las asambleas
de base en el CPR (cuyo nuevo nombre mejor no reproduzco). La aprobada
realización de una próxima conferencia de organización y estatutos será el
marco para de nuevo contrastar modelos de ORGANIZACIÓN.
En el debate de ambos documentos hay que resaltar que fueron
nuestras intervenciones las que sirvieron de contrapunto la mayor parte de las
ocasiones defendiendo y sin dejar caer ninguna de las enmiendas presentadas al
pleno.
Desenlace, balance y tareas
Sobre las candidaturas presentadas, la que resulto
mayoritaria (71%) incorporaba a los factores de la nueva mayoría -PCM, Frente
Amplio (con alguno de sus componentes más conocidos con un pie ya fuera de IU
según opinión muy extendida en su pueblo) y Nueva Claridad (en sus días de
gloria) – y su proclamada referencia en Garzón colocaba nuestra candidatura en
la senda de la Declaración de Zamora y de Cayo Lara sin esfuerzo alguno por
nuestra parte.
Si la intervención de cierre de Garzón fue del gusto de esta
mayoría de compañeros, la de apertura de Cayo fue sentida con poca sintonía por
sus llamamientos a tender la mano a los ausentes, valorar lo positivo del
pasado de IU en Madrid y llamar a la unidad y defensa del proyecto (sin dejarse
arrastrar al dilema identitario).
El apoyo de un 20%, tras la escabechina hecha por la
comisión de credenciales referida en los párrafos primeros de esta nota, es una
muy buena base para continuar el trabajo y fue recibido con tanta alegría por
quienes allí estábamos –y los conectados a distancia- como preocupación
evidente por quienes se habían esforzado evitarlo. Nuestros 16 compañeros y
compañeras miembros de la nueva dirección (80 componentes), los 2 de la
comisión de garantías (de 9) y de control de cuentas (2 de 7) son el resultado
del trabajo colectivo y la voluntad de encuentro de quienes compartimos una
visión similar de la izquierda necesaria y del papel de IU. No es una posición
cerrada ni que apueste por un continuo enfrentamiento interno. Es un espacio
con un relato diferente y una propuesta política y organizativa alternativas a
las aprobadas en esta asamblea constituyente.
Ahora toca dirigirse a tantos compañeros y compañeras que
están fuera pero atentos a lo que sucede en su organización. Hemos demostrado
que hay campo para intervenir superando la melancolía y el reproche continuos.
Deben reincorporarse a Izquierda Unida.
La asamblea de Madrid no cierra nada sino que es la primera
escaramuza del proceso de la IX asamblea federal. La delegación madrileña
deberá aportar a la posición que ya va tomando forma (Zamora, declaración de
Cádiz, llamamiento de los independientes andaluces, espai federal en EUIA…)
desde la apuesta por el debate político a fondo y la defensa de la unidad como
garantía del relanzamiento de IU.
Reconstrucción es lo que toca ahora aquí en Madrid. De las
asambleas de base como elemento clave de nuestro modelo de organización. De la
democracia interna empobrecida y de la soberanía política recuperando capacidad
de elaboración y de iniciativa políticas. Reintegrando la presencia de cargos
locales que se siguen sintiendo de IU. Y hacerlo contra nadie pero sin esperar
el permiso de nadie tampoco.
La primera reunión de la nueva dirección regional será un
buen termómetro para conocer la disposición de la mayoría para iniciar un nuevo
tiempo y desactivar la confrontación interna con hechos y propuestas. A ellos
les corresponde la iniciativa. En cualquier caso, por nuestra parte la
exigencia de una normalización plena y sin condiciones de lo referido al censo
y los vetos es una cuestión no sometida a consideración de ningún tipo.